Ésta es la segunda parte de la historia, cuya primera parte la encontrareis fácilmente en el link de a continuación:
Al caer el sol y empezar a anochecer,
a gran velocidad, los soldados terminaron su adiestramiento y se dirigían a
sus tiendas, aunque pasando antes por la zona del comedor. Todos los soldados
entraron tranquilamente al comedor aunque de pronto y antes de que pudiese
sentarse, el señor Martínez recibió
un
mensaje que le decía que tenía que
dirigirse de inmediato a su tienda de campaña.
Sin dudarlo ni un momento ya que se trataba de una orden procedente de los
altos cargos del campamento, el señor se dirigió
hasta
allá. Justo al al entrar vio a su esposa y a su hijo sentados
en una mesa y con todo un festín de comida preparada. La alegría de
ese reencuentro fue tal que después de una fantástica
cena en familia y de acostar al pequeño Enrique, decidieron que aquella no
era noche para dormir y que tenían que recuperar todo el tiempo
perdido que pasaron separados.
El señor
Martínez le explicó con pelos y señales
todas las historias y hazañas que había
vivido durante ese último año, y
su mujer le explicó también
como lo estaban pasando ellos en casa en Barcelona.
Al día
siguiente los soldados se dirigieron nuevamente a las montañas
donde recibía la instrucción y el entrenamiento. La señora
García se dirigió, tras una dura despedida, hacia
Teruel capital dispuesta, a desgana, a volver a Barcelona y a seguir con la
triste y melancólica rutina. Los días de después del
encuentro fueron todavía más
duros que antes ya que, y aparte, se supo que acababa de empezar a
posteriormente llamada Batalla de Teruel en la que cayeron muchos hombres del
bando republicano.
Algo más de
un año después la guerra terminó
oficialmente.
El 1 de abril de 1938. Todos los soldados republicanos fueron detenidos y
recluidos. Al señor Martínez lo trasladaron a la cárcel
más
cercana a Zaragoza donde posteriormente fue interrogado. Por suerte, el señor
Martínez nunca antes había participado en ningún
partido político ni sindicato por lo que fue liberado y sin cargos al
poco tiempo.
En Barcelona, en la estación de
Francia, situada en el barrio del Born de Barcelona, donde cada día
llegaban trenes de pasajeros con decenas de soldados republicanos que habían
sido liberados de los distintos frentes de España. La
señora García cada día se
dirigía a la estación para ver si su marido llegaba ya
que, desde su última visita no había tenido más
noticias suyas, ni tampoco ninguna lista de las bajas tras la batalla ni de
detenidos, nada. Cada vez que la señora se dirigía a
la estación se iba forjando una rutina: llegar, observar,
preocuparte, buscar, volver a casa, y finalmente llorar. Su preocupación era
cada vez mayor y más dolorosa.
Un día más fue
a la estación en busca de su amado esposo, y como de costumbre, su
marido no estaba ahí, por lo que se dirigió
a
casa igual de desolada que siempre. Lo que no sabía la
señora era que su marido si que había
llegado ese día, al fin, a Barcelona, pero no a la estación de
Francia sino justo una parada antes ya que quedaba más
cerca de su casa. El señor, solo pisar suelo barcelonés de
dirigió a casa, y al poco rato vio entrar a su amada esposa
desconsolada, sollozando. Ella, al verle ahí sentado
tan ricamente en el sofá corrió en su
dirección a abrazarle, a recibirlo con la respiración
entrecortada, sin aliento. La alegría de lo que supuso ese momento es
inexpresable en palabras ya que cualquiera se queda muy lejos de lo que
realmente fue.
El niño, el
pequeño Enrique ya temía casi 3 años i
a causa de no haber visto a su padre lo suficiente hizo que no lo conociera lo
suficiente como para sentirse a gusto en su regazo por lo que lloraba. Nueve
meses más tarde del emotivo y esperado retorno que supuso la vuelta
a casa del señor Martínez, nació
un
segundo hijo de pelo oscuro y ojos castaños, el pequeño
Luis.
Vivieron felices en matrimonio unos
cuarenta años más. Tuvieron una preciosa hija unos años más
tarde.
Espero que esta bonita historia de amor, totalmente verídica, haya sido de su agrado. Probablemente publique otras historias en las próximas entradas.
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