A lo largo de nuestra infancia, y sobre todo, durante nuestra estancia en la escuela todos hemos visto o vivido una diferencia de clases en el mismo colegio entre los distintos alumnos, pero esta diferencia no se sostiene por un desequilibrio económico, se sostiene por una gran diferencia en cuanto a la fuerza de reacción de un carácter u otro. El hecho de que se considere real la existencia de distintos tipos de carácter es un tema que puede traer polémica, pero a opinión personal sí que existen dichos tipos, sí que es posible que una persona tenga un carácter más débil que otra, pero siguiendo a opinión personal, esto es parte de la belleza de la sociedad ya que, en parte, serán estas la clase de personas que innovarán o aportarán grandes avances ya que su carácter les permite una mayor flexibilidad. Esta capacidad se consigue desarrollar con el tiempo, una vez se llega a la edad adulta, pero ¿qué pasa con estas personas cuando son niños?
Con el proceso de internacionalización en el que vivimos, se han introducido a nuestro diccionario ciertas palabras nuevas, una de ellas es bullying; El bullying se ha definido como un comportamiento agresivo e intencional que supone un desbalace de poder que persiste en el tiempo. El bullying se puede dar de distintas maneras: física, verbal, virtual... y todas ellas son violencia. En los niños la más común es la física, y en niñas la verbal. El argumento más usual que niños y niñas hacen es: "es que se meten más conmigo que con otros y no se qué hacer".
El niño o niña que está sometido al bullying no solo se siente incómodo consigo mismo y con los demás, si no que tampoco sabe donde ubicarse en la sociedad ya que, por los muchos años en que debe haber estado padeciendo dicha violencia, se ha acostumbrado a recibir y aceptar menos de lo que se merece, y es a la larga puede ser altamente contraproducente. Dados los aspectos ya expuestos resulta, por lo tanto, vital solucionar dicho problema social que ciertos niños padecen desde la más joven infancia ya que como más años se padezcan, más complicada (o no, depende también del niño y de su carácter) será la solución.
El problema principal que tienen los niños que lo padecen es que no saben como expresárselo a sus padres ya que, ya sea por miedo a lo que puedan decirle ellos o por si los "matones" lo descubren a posteriori en el colegio, no suelen decirlo con palabras pero sí con detalles a veces no tan sutiles como podamos pensar. Detectar si tu hijo está padeciendo un maltrato (o bullying) resulta de gran importancia ya que serán, tal y como he comentado anteriormente, son escasas las veces en que se lo cuentan a sus padres. Los síntomas más comunes son: perder ciertos objetos o cierta cantidad de dinero, elegir nuevas rutas par llegar a la escuela o incluso pedirle a los padres que los acompañen y con cierta inquietud, evitar hablar del colegio y sobre todo de los momentos en el recreo...
El niño o niña que está sometido al bullying no solo se siente incómodo consigo mismo y con los demás, si no que tampoco sabe donde ubicarse en la sociedad ya que, por los muchos años en que debe haber estado padeciendo dicha violencia, se ha acostumbrado a recibir y aceptar menos de lo que se merece, y es a la larga puede ser altamente contraproducente. Dados los aspectos ya expuestos resulta, por lo tanto, vital solucionar dicho problema social que ciertos niños padecen desde la más joven infancia ya que como más años se padezcan, más complicada (o no, depende también del niño y de su carácter) será la solución.
El problema principal que tienen los niños que lo padecen es que no saben como expresárselo a sus padres ya que, ya sea por miedo a lo que puedan decirle ellos o por si los "matones" lo descubren a posteriori en el colegio, no suelen decirlo con palabras pero sí con detalles a veces no tan sutiles como podamos pensar. Detectar si tu hijo está padeciendo un maltrato (o bullying) resulta de gran importancia ya que serán, tal y como he comentado anteriormente, son escasas las veces en que se lo cuentan a sus padres. Los síntomas más comunes son: perder ciertos objetos o cierta cantidad de dinero, elegir nuevas rutas par llegar a la escuela o incluso pedirle a los padres que los acompañen y con cierta inquietud, evitar hablar del colegio y sobre todo de los momentos en el recreo...
El bullying infantil no es un tema que sea agrado de nadie ya que padecen tanto los niños como sus familias y, en mi opinión, no hay nada que convierta a una persona en lo que es durante la edad adulta más que la infancia vivida ya que es entonces cuando somos educados, instruidos y presentados a la sociedad. Es muy importante solucionar este aspecto, pero siempre que hay un conflicto entre dos personas siempre es cosa de dos, aunque a veces, no es cosa de las dos personas que reciben. Muchas veces, lo más usual en verdad, es que los niños denominados como "matones" tengan ciertos problemas en casa y que reprimen su dolor hasta que encuentran a otra persona de, normalmente, edad semejante y con carácter más débil, y descargan ese dolor contenido sobre esta tercera persona. Para solucionar este problema, aunque sean muchos los casos que existen y muchas otras soluciones posibles para ellos, la solución que siempre funciona es hablar. Hablar con el "matón", y sobre todo con su familia; comentar las inquietudes y los problemas que puedan haber en casa y buscar después una posible solución, o como mínimo, una alternativa a la descarga violenta de dolor contra un compañero. Ésta es la primera parte de la solución, la segunda recae en hablar con el niño afectado y con su familia, comentar los problemas y que el niño sea capaz de expresar sus sentimientos y opiniones al respecto.
Finalmente, las dos caras de la moneda tienen que juntarse, es decir, tanto el que afecta como el afectado deben hablar, a solas o con un mediador, y conseguir, de esta manera, que se respeten. Si este proceso no resultase a la primera vez que se intenta, sería recomendarle repetir el proceso una vez por semana hasta que el conflicto amaine, pero no repetirlo al completo, si no tan solo la parte de diálogo entre "matón" y afectado y un mediador. Por parte de los padres también será importante que de vez en cuando fuercen la situación de hablar sobre el tema en casa para conocer así el estado de la situación y decidir nuevos remedios que se adecuen más al carácter o forma de actuar del hijo.
Finalmente, las dos caras de la moneda tienen que juntarse, es decir, tanto el que afecta como el afectado deben hablar, a solas o con un mediador, y conseguir, de esta manera, que se respeten. Si este proceso no resultase a la primera vez que se intenta, sería recomendarle repetir el proceso una vez por semana hasta que el conflicto amaine, pero no repetirlo al completo, si no tan solo la parte de diálogo entre "matón" y afectado y un mediador. Por parte de los padres también será importante que de vez en cuando fuercen la situación de hablar sobre el tema en casa para conocer así el estado de la situación y decidir nuevos remedios que se adecuen más al carácter o forma de actuar del hijo.
El bullying es VIOLENCIA y debe solucionarse antes de llegar a la adolescencia con tal de evitar secuelas permanentes en la forma de ser del niño ya adolescente o incluso, adulto.
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