No
es solo cosa de la leyenda popular el hecho de que la gente, comúnmente llamada
“gente mayor”, suele ser reacia a las nuevas tecnologías. La educación que la
mayoría de personas de esa edad ha tenido no ha estado compuesta, mayormente,
por una gran exigencia en la escritura y lectura, por lo que muchas de estas
personas que tras los estudios no entraron a trabajar a una empresa o a
estudios superiores (cosa muy común) ha ido perdiendo esa fluidez, tanto en la
lectura como en la escritura, cosa que ha hecho que encuentren las nuevas
tecnologías un duro paso en sus vidas que no creen necesario dar, porque si algún
aspecto no se comprende es necesario consultar las instrucciones, pero las
nuevas tecnologías son complejas, por lo que sus instrucciones también lo son,
y en mi opinión, la razón principal por la que una persona mayor no desea
introducirse en el mundo de la tecnología actual es evitar el mal trago de no
entender un aspecto y verse obligado a entenderlo, aunque eso no sea necesario
para seguir siendo feliz.
A
parte de lo que son los ordenadores de mesa comunes que todo nieto y/o hijo
tiene en casa y que siempre ha intentado enseñar a sus abuelos o padres,
respectivamente, existe una tecnología, cada vez más común en la sociedad
actual. Esta nueva tecnología se trata de la realidad virtual. Cuando
pensamos en “realidad virtual” lo primero que se nos pasa por la mente son los
videojuegos ya que, a través de ellos, nos “transportamos” a otro mundo en el
que nosotros somos los dueños de nuestros actos y de lo que pasa en nuestro
alrededor, pero la realidad virtual también se puede entender como aquello que
podemos tocar y sentir pero que, por decirlo de una manera entendedora, no ha
nacido.
En
2003 se creó, en Japón, el primer robot/mascota terapéutico con el objetivo de
ayudar a las personas de cierta edad que, por razones varias, se sientan solas.
Este robot se llama PARO y ha ido evolucionando hasta en punto que reconocer el
estado de ánimo de su “amo” y adaptarse a él, fortaleciendo la alegría del
momento o bien intentando animar a su “nuevo amigo”, sobre todo a esas personas
que, aparte de sentirse solas, han sufrido una merma en sus capacidades
cognitivas. Este robot está siendo cada vez más usado en hospitales y
geriátricos, sobretodo en Japón. El inconveniente principal que tiene el uso de
dicho robot es su precio ya que está dotado de decenas de sensores que le
permiten reaccionar a los estímulos humanos. Shibata,
el creador de PARO, tras ver su gran éxito en geriátricos dijo: "Encontramos
que los residentes en los hogares para mayores, no solo se calmaron y
disfrutaron de Paro, sino que se abrieron a la conversación y se contaron
mutuamente de todas aquellas mascotas que alguna vez tuvieron, y sus niveles de
stress bajaron."
El problema que tiene PARO que no tienen otros robots menos
sofisticados, es que PARO no es independiente, es decir, funciona a baterías, y
las baterías, al cabo de ‘x’ tiempo se agotan y tienen que recargarse, y al no
ser, tal y como he dicho antes, independiente, obliga al dueño del robot a
estar pendiente del estado de la batería y, en el caso de ser necesario,
conectarlo a la electricidad. Ciertos robots como, por ejemplo, los robots de limpieza del
hogar están dotados de un sistema que detecta cuando tiene batería baja y se
conecta solo al cargador yendo hasta dónde esté el mismo, y se está ahí hasta
que, o bien el usuario lo reclame o bien esté del todo cargado. La mejora que se le propone principalmente para el robot es
que se le incorpore un sistema de movilidad, ya sean unas “patas” o unas ruedas
en la parte inferior que le permitan desplazarse hasta la zona de carga de
batería o hasta su amo si éste lo ve pertinente.
El mundo de la tecnología actual está en constante cambio ya
que el software de los distintos sistemas se actualizan cada poco tiempo por lo
que el software del robot se podría quedar desfasado al poco tiempo de su
adquisición. Dado esto, sería importante dotar al robot de una pequeña tarjeta
wifi o tecnología GPS que le permitiese conectarse a los servidores de la
empresa creadora y actualizarse solo.
Como
el robot tiene como objetivo principal ayudar a la convivencia a su “amo”, ya
sea cambiándole el ánimo o distrayéndole, también es importante que sea
consciente de las constantes vitales y de la salud de su amo ya que,
mayormente, es un robot dirigido a las personas de la tercera edad. Con tal que
el robot sea lo más eficiente posible en cuanto a la reacción de cara al
malestar de su dueño, resulta vital que el amo del robot está dotado de una
pulsera que lleve a cabo un estudio del pulso, para así, en caso de anomalía,
se dé un aviso inmediato a los servicios de urgencias.
Uno
de los objetivos principales de este artículo o propuesta es dar a conocer los
distintos robots de realidad virtual que existen. Actualmente son muy pocos los
que realmente ayudan a las personas mayores en su convivencia, pero gracias a
PARO y a los próximos robots que se irán inventando en un futuro no muy lejano, se hará posible que se llegue a conseguir una mascota virtual que llegue a ser
fiel, sensible y casi, como una mascota real.
Más información sobre el robot/mascota PARO en www.parorobots.com/ (web en inglés).
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