Hola de nuevo a todos mis lectores.
Ha pasado mucho tiempo desde la última entrada y me gustaría
disculparme por eso. Este retraso en mis publicaciones viene dado por el hecho
de que, como ya deben saber, soy estudiante en la universidad y los
meses de junio y julio corresponden a duras etapas de exámenes
finales y entregas de prácticas, por lo que la mayor parte del
tiempo la dediqué a
estudiar, y me avergüenza reconocer que los exámenes no me
fueron tan bien como esperaba. Aún así, contaba
los días
para que llegase verano y poder escribir otra vez en el blog para
ustedes.
En mi opinión, cada
retraso debe tener su justificación (en caso de
cierta) o su excusa (en caso de no tener motivos). Y también existen
distintos tipos de retraso. Por ejemplo: no es lo mismo quedar con alguien a
una hora determinada y no presentarse a esa hora, que no acordar nada y
simplemente presentarse más tarde de lo socialmente esperado.
A causa de mi retraso en el retorno a
la publicación
de entradas en el blog, me ha parecido oportuno hablar de lo que representa
"llegar tarde". Aún siento la
publicación
el motivo principal para realizar esta entrada poco común en mi
blog, me gustaría
hablar, sobre todo, el primero de los motivos comentados con anterioridad:
acordar con una persona (o un grupo de gente) encontrarse a una hora
determinada y presentarse más tarde o temprano de lo debido.
Presentarse más temprano
de lo debido es igual de malo que presentarse tarde ya que, si por ejemplo, te
están
esperando para una comida en casa de un amigo y te presentas con anterioridad a
la hora acordada, el anfitrión puede no sentirse cómodo ya que
puede que todavía
no tenga los preparativos, o le falta acabar de vestirse, etc.
Con el paso de los años, se ha
ido menospreciando la puntualidad, dejándola tan
solo como una idea fugaz que pasa por nuestra mente a la que no tenemos que ceñirnos ni
adaptarnos con responsabilidad ya que no la consideramos importante. Lo
que olvidan muchos de los que piensan eso es que la puntualidad es la
muestra clara de respeto mutuo entre dos o más individuos ya que, uno
de los elementos más importantes en la vida de las
personas es el tiempo, y la puntualidad es la expresión más clara y
sincera de la valoración personal del tiempo de las otras
personas, y por lo tanto, es la expresión más clara del
respeto entre las personas.
Si se llega más tarde de
lo acordado sin una justificación sincera y verdadera, le estamos
transmitiendo a la otra persona (la que ha llegado a la hora) que no valoramos
tanto su tiempo como el nuestro por lo que, si se molesta por ese retraso, sus
motivos están
más que
justificados. Para una correcta y feliz convivencia entre individuos es
importante respetarse entre sí. Llegar más temprano
de la hora tiene el mismo efecto.
La puntualidad es una cualidad en una
persona que dice mucho de esa persona. Una persona que cumple y valora la
puntualidad es una persona seria y responsable, respetuosa más que nada. A los ojos
de la gente en general (esa con la que no tenemos una firme amistad, si no una
simple relación
de compañeros
o conocidos), somos lo que aparentamos ser, por lo que la puntualidad
queda trasladada a primer plano y así dar una buena imagen a la gente y al
mundo que nos rodea como alguien respetuoso con los demás.
La cualidad de la que estoy hablando,
la puntualidad, es una de esas pocas cosas en la vida que es fácil de
adquirir, por lo que no podemos tener ninguna excusa por no adaptarla a
nuestras vidas y seguir sus directrices.
Por último, me
gustaría
dar un consejo: no menospreciéis el valor de la imagen personal
de cara al público.
Ofrecer una buena imagen siempre es bueno, dice mucho de nosotros. Nunca se
sabe de donde puede salir una oportunidad e incluso, podemos llegar a
cosechar una amistad que no creíamos. No realizar las cosas con
retrasos es muy importante, dice mucho de nosotros y de lo que le ofrecemos al
mundo.